Okaerinasai! お帰りなさい!

Bienvenidos hombres, mujeres y demas seres del universo. Espero que disfruten de mis cuentos este día... Saludos de una gatita con ojos verdes!

miércoles, 10 de diciembre de 2008

¡Feliz Navidad!


FELIZ NAVIDAD, ¡EGOÍSTAS!

 

Tanith, 20 años, estadounidense de padres ecuatorianos...

 

La vida en Nueva York no es como todos imagínan: limpia, ordenada, centros comerciales, progreso...

 

Nueva York es totalmente diferente. La gente come mientras camina, es una ciudad sucia, el metro es caótico al igual que 

el tráfico en la superficie. Parecemos un montón de ratas en un laberinto... La gente es grosera, y no 

les importan los demás. Es como la sociedad perfecta de Anton La Vey... Cada uno con lo suyo y si se mueren da igual. 

Todos vemos por nuestro propio beneficio. Si alguien te pega, ¡dale tú más duro! 

Hace un par de días, camino a Manhattan, vi un letrero de una companía celular que decía: "Feliz Navidad, ¡egoístas!". 

Esta publicidad íba dirigida a las personas que desearían tener una línea más barata o regalar un celular a

quien quisieran. 

Pero me puse a pensar: en realidad es que las personas somos egoístas la mayor parte del año. Me refiero a que 

nos sentimos como más propensos a ser "compasivos" con el prójimo, o más "amables" con la familia o conocidos, 

o incluso "amigables" con las personas que no nos caen tan bien. ¡Qué hipócritas!, ¿no? En estas fechas nos dedicamos a 

enviar tarjetitas virtuales a casi todos nuestros contactos, no importa si los conocemos o no (por ejemplo los amigos del 

chat), si estamos peleados, resentidos, ¡NADA! De pronto salen un montón de tarjetitas virtuales por la red a millones 

y millones de usuarios. 

Quedé con unos amigos en el Hot Topic de Queens. Dr. Tofu (como el doctor de Ranma 1/2) y mi angelito. El Dr. Tofu 

trabaja en un hospital de cerca, en el St. John's Queens Hospital. Nos contaba que hace un par de días, sus jefes 

organizaron una fiesta para todos sus trabajadores, desde los de limpieza, pasando por los enfermeros y llegando a 

los doctores. Comieron pavo (ya saben que en Estados Unidos los pavos se regalan casi con todo lo que compras) 

tomaron de todo, bailaron... A él le gusta casi todo tipo de fiestas, pero no quiso quedarse ahí. Nos dijo: "comí y bailé un 

poco con mis compañeras, pero me fui al rato. Me sentí muy raro, al ver toda esa gente ofreciéndome más que beber 

y comer, ya que nunca en su pu... vida me dan ni el saludo". 

Tal vez por eso agradezco estar con mi familia. El mejor regalo que uno puede tener es pasar con sus seres queridos 

y no con gente que casi ni conoce y es más impredecible. Recuerdo las últimas Navidades que pasé en Ecuador. 

Es un ambiente mucho más familiar. Y esa es una de las razones que hace esta vida más llevadera en esta 

fría y solitaria ciudad. Sin ellos no soy casi nadie, no tengo unas raíces a las que remitirme, un sentido de mi estancia aquí. 

[...] Oscuridad... Una llamita en medio de la oscuridad. Siento que hay varias personas a mi alrededor, pero no sé quienes son. 

Aunque no veo nada, estoy contenta. ¿Quiénes son?, ¿Quiénes son? No hay una respuesta. Silencio Absoluto. Poco a poco 

se forman siluetas y se forman imágenes más claras. Cada vez el recuerdo se hace más claro. Fue uno de mis cumpleaños, 

cuando cumplí 12. Fue el último cumpleaños que pasé con mi abuelita, mamá gata. Ella era el lazo entre mi familia y los 

demás parientes que tengo. Cuando ella murió, nos separamos de todos los demás. Sólo un frágil hilo nos une. Así 

mi familia se fue haciendo cada vez más y más pequeña. [...] 

Mi angelito contaba que quisiera pasar las fiestas lejos de casa. -"¿Por qué?" - pregunté. Él respondió: - "Mis papás 

se burlan de mi y me tienen miedo. Mi familia me ve como el raro de la casa. Prefiero abrirme. Ellos me mantienen, 

yo estudio. Pero nada más". Ese es el otro lado de la moneda, el otro lado del mundo. Nada es color de rosa. 

La familia perfecta no existe... 

[...] Respirar atento y hondo, alegrías del corazón [...]

De regreso a casa, pensaba en lo que mis amigos me contaron. Si… "Feliz Navidad, ¡egoístas!".

Parece una simple publicidad, pero es lo que somos. Unos egoístas la mayoría del año. Incluso cuando en el colegio nos llevaban a hacer labor social, muchas veces lo hacíamos por una nota extra. Que bajo hemos caído.

Llego a mi casa, llorando. Busco a mi madre, le doy un abrazo y le digo en voz baja: "Gracias por estar siempre a mi lado".

1 comentario:

Unknown dijo...

Siempre me hace sentir triste la navidad ahora más que nunca